En 2018 fue la primera vez que pude asistir a este taller que se realiza en el mes de enero en la Fundación Victoria Laporta (Sierra de Mariola) y, desde entonces, solo me he perdido la sexta edición, por lo que tenía ya ganas de volver a ver a compañeros que he conocido allí y pasar un buen fin de semana. Como curiosidad, he participado en cuatro de las siete ediciones que se han organizado y, si os soy sincero, espero poder seguir yendo durante muchos años más.
Esta vez iba con mi buen amigo Ricardo en los hide y durante el sorteo nos tocó el sábado por la mañana el hide de reflejos I; el sábado por la tarde, el hide de muflones de arriba; y el domingo por la mañana, el hide de pajaritos de la entrada. Sí, es posible que alguno no se llame oficialmente así, pero quien ha estado seguro que sabe de los que hablo.
Hide de reflejos I
Tenía muchas ganas de probarlo ya que había visto muchas fotos y las expectativas las tenía bastante altas. Años atrás, había estado en el hide de reflejos II por la tarde y, como se llegó a congelar el agua de las bajas temperaturas que tuvimos, la verdad es que no fui capaz de realizar las mejores imágenes posibles. Sin embargo, este año, aunque hacía mucho frío, no llegó a helar y pudimos disfrutar de la luz y unos reflejos bastante bonitos.
Hide de muflones de arriba
Por la tarde pusimos rumbo hacia uno de los puntos más altos de la finca, donde se encuentra el famoso hide de muflones. ¿Sabéis a cuál me refiero, verdad? Si es así es porque alguna vez habéis pasado un frío tremendo con principio de hipotermia esperando a los muflones. Este año, junto al hide de siempre, habían construido uno nuevo, un poco más grande y mejor aislado, por lo que la espera fue mucho más llevadera. Estuvimos esperando hasta las últimas luces, pero esta vez no conseguimos ver ningún muflón. Siempre me gusta destacar esto ya que en la naturaleza siempre puede pasar que realices una espera o estés en un hide durante horas y no consigas ver nada de nada.
Hide de pajaritos de la entrada
Siempre que alguien viene nuevo al taller y le toca este hide le decimos que se lo va a pasar en grande. Sin duda, este no defrauda nunca. Lo normal es que aquí puedas ver aves pequeñas como el herrerillo, petirrojo, lúgano y otros un poco más grandes como el zorzal o el piquituerto. También suelen entrar algunas ardillas para beber agua y, en contadas ocasiones, se ha visto a un azor.
Durante todo el fin de semana se alternan las clases teóricas con el uso de los hides para poner en práctica todo lo que te enseña José Benito. Además, el sábado por la tarde te enseña a preparar un escenario de alta velocidad con flashes, un tipo de fotografía que requiere entender las cualidades de la luz y tener nuevamente la suerte de que la naturaleza esté a tu favor. En esta ocasión la gineta no se dejó ver en ninguna de las fotografías de la cámara que se quedó preparada toda la noche.
Seguramente, en un primer momento, sea la propuesta formativa la que te hace asistir a este tipo de talleres; no obstante, hace falta estar allí poco tiempo para darte cuenta de que lo más importante es el factor humano del personal de la Fundación Victoria Laporta (con Vicent a la cabeza) y de los formadores (en este caso José Benito). También otro punto importante es que en todas las ediciones conoces gente encantadora o te reencuentras con otros compañeros de ediciones pasadas. En definitiva, este tipo de taller es una maravilla en todos los sentidos.
