En esta entrada de hoy no voy a realizar un análisis técnico de qué objetivo tiene más nitidez, es más resistente o simplemente cuál es mejor. Realmente os quiero contar la experiencia y las sensaciones que he tenido con ambos objetivos y por qué he decidido quedarme con uno y no con el otro.
Nikkor 14-24mm f/2.8
El primer objetivo que compré fue el Nikkor 14-24mm f/2.8. El principal motivo fue porque era un gran angular para fotografía de paisaje y tenía una gran luminosidad para hacer fotografía nocturna. En esa época eran las disciplinas que más practicaba. En aquel momento el volumen y el peso no eran un problema para mí. A los pocos meses empecé a utilizar los filtros y, por el diámetro y la curvatura pronunciada del cristal de la lente, tuve que adquirir los de 165mm, los más grandes, que son unos auténticos ventanales. Poco a poco la fotografía con filtros fue cobrando más y más protagonismo en mis salidas mientras que dejaba de realizar salidas nocturnas. Pese a eso, yo seguía siendo muy feliz con mi objetivo y mis filtros.
Leyendo por algunas webs, encontré varios artículos y experiencias de usuarios que hablaban muy bien del Nikkor 16-35mm f/4. Yo tenía el pata negra de la marca, pero el 16-35mm era más pequeño, pesaba menos y, sobre todo, usaba filtros más pequeños y baratos. Por contra, el 14-24mm era más luminoso. Ahí empezó un proceso de documentación y de ver imágenes de esta nueva lente para mí y ver si merecía la pena el cambio.
Nikkor 16-35mm f/4
Tras varias semanas de investigación, decidí adquirirlo, aunque en el fondo estaba lleno de dudas. Sin embargo, las primeras impresiones fueron bastante buenas, solo noté que tenía más distorsión óptica que el 14-24mm, pero que con el LR se corregía perfectamente. No realicé un análisis exhaustivo comparando las dos ópticas porque para mí los resultados que me daba esta nueva adquisición eran muy altos. Así pues, decidí empezar a comprarme los nuevos filtros y seguir adaptándome a la lente.
¿He echado de menos algo del 14-24mm f/2.8?
- Esos 2 mm más de angular en algunos rincones pequeños
- El f/2.8 en algunas salidas nocturnas que he realizado
¿Por qué realmente hice el cambio?
- Por el tamaño y la manejabilidad de los filtros de 165mm
- Por no realizar fotografía nocturna de forma tan asidua como antes y no necesitar un objetivo tan luminoso
- Porque los filtros de 165mm son mucho más caros que los de 100mm
- Por el tamaño y el peso de la lente
Conclusión
Con esta entrada quiero hacer una pequeña reflexión sobre que lo supuesto ‘tope gama’ no es siempre lo mejor para nosotros. Como habéis podido leer, el 16-35mm f/4 se adapta mucho mejor a mis necesidades, en comparación con el 14-24mm f/2.8. Sin duda, ha sido un cambio totalmente acertado y actualmente no cambiaría esta lente de mi equipo. Si habéis llegado hasta aquí os doy las gracias y espero que os haga pensar un poco sobre lo que realmente necesitamos. ¿Los objetivos pata negra o lo que se adapte a nuestras necesidades? Cuando estamos empezando en este mundo es muy difícil elegir, por lo que una de las cosas que recomendaría, por ejemplo, sería estar apuntado a la asociación fotográfica que tengas más cerca de casa ya que seguro que alguien puede contarte su experiencia de primera mano o dejarte lo que te quieras comprar para que lo puedas probar tú mismo antes de realizar un desembolso. Muy pronto más y mejor.